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Malestar que vive Colombia resuena en Tampa

La comunidad local exige una solución transparente y pacífica a la situación interna que se vive en territorio colombiano.
 
Los residentes colombianos a escala local se han mostrado muy preocupados por la situación interna en su país de origen. En la imagen se muestra a un manifestante lanzando gas lacrimógeno contra agentes de la policía antidisturbios durante una protesta callejera contra el gobierno en Cali, Colombia.
Los residentes colombianos a escala local se han mostrado muy preocupados por la situación interna en su país de origen. En la imagen se muestra a un manifestante lanzando gas lacrimógeno contra agentes de la policía antidisturbios durante una protesta callejera contra el gobierno en Cali, Colombia. [ LUIS ROBAYO/AFP | AFP ]
Publicado Jun. 4, 2021|Actualizado Jun. 4, 2021

CENTRO Tampa

TAMPA - Las protestas contra el aumento de los impuestos se han convertido en manifestaciones de gran alcance pero también en duras represiones gubernamentales en Colombia, lo que ha frustrado a los inmigrantes de la Bahía de Tampa que veían señales de esperanza sobre una mejora de las condiciones en su atribulada nación.

Muchos han vuelto su enojo hacia el gobierno del presidente Iván Duque por la muerte de decenas de manifestantes, miles de heridos, la desaparición de innumerables colombianos y los informes de agresiones sexuales contra mujeres que estaban bajo custodia policial.

“Como colombiana me siento impotente al ver tanta injusticia en tantas ciudades”, dijo Laura Bohorquez, de 32 años, de Town ‘N Country, madre de dos hijos del estado de Tolima que huyó de la violencia generalizada y el narcotráfico en Colombia.

“Lo mínimo que podemos hacer desde aquí es ofrecer una muestra de unión para alzar la voz”, dijo Bohorquez. “Con suerte, se puede encontrar una salida sin la necesidad de más muertes”.

Laura Bohorquez, madre de dos hijos que vive en Town N 'Country, ha tratado de llamar la atención en el área de Tampa sobre lo que considera una brutalidad policial contra los manifestantes en su Colombia natal. [ Courtesy of Laura Bohorquez ]

Colombia parecía estar yendo más allá de décadas de devastación por el tráfico de drogas y los levantamientos rebeldes. Incluso acordó el mes pasado otorgar estatus legal a 1 millón de refugiados que huyen de su propia desintegración social en la vecina Venezuela.

Pero luego el gobierno de Duque decidió sin mucho aviso dar pasos para equilibrar la economía nacional. Asi decidio aumentar los impuestos para llenar una brecha de $6.3 mil millones provocada en parte por el coronavirus. Esto desencadenó protestas a finales de abril que se han expandido a demandas más amplias y fuertes centradas en la difícil situación de los colombianos más vulnerables, incluidos los pueblos indígenas y afrolatinos.

Los manifestantes también ven un enlace a las manifestaciones de noviembre de 2019 sobre una serie de temas: aumentos de impuestos que se dieron anteriormente, el asesinato de líderes sociales, la corrupción oficial y un acuerdo de paz que llevó a la desmovilización, en 2016, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El gobierno sitúa el número de muertos durante la nueva ronda de protestas en 42 con más de 2.000 heridos. Los activistas dicen que las bajas superan ampliamente las cifras ‘oficiales’.

Los problemas de Colombia que se registran por varias semanas resuenan con fuerza en toda Florida, el hogar de aproximadamente un tercio de los casi 1 millón de hispanos de origen colombiano que viven en los Estados Unidos, según la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense de 2010 de la Oficina del Censo.

No se puede avanzar hacia los objetivos más importantes de la protesta sin poner fin a los enfrentamientos entre los jóvenes manifestantes y los Escuadrones Móviles Antidisturbios de la Policía Nacional de Colombia conocida como ESMAD, dijo Fernando Falquez, de 80 años, de Barranquilla.

Falquez vive en Oldsmar y es presidente de la organización sin fines de lucro de las Damas Voluntarias Colombianas de Tampa Bay, una organización que apoya entidades e iniciativas benéficas en Colombia.

“Se han cometido errores a nivel gubernamental durante mucho tiempo”, agregó Falquez. “Todo esto es quizás una consecuencia de los problemas que hemos arrastrado del pasado”.

La colombiana Michelle McIlrath, de 36 años, de Brooksville, encuentra especialmente frustrante que un país tan rico en recursos naturales como Colombia se enfrente a semejante conflicto y lleve sobre sus hombros una economía en aprietos.

Colombia tiene la tercera o cuarta economía más grande de América Latina. La misma incongruencia enfrenta a Venezuela, una nación rica en petróleo.

Duque está desperdiciando esos recursos con reformas que ayudan a los intereses privados y ricos dentro del país y a escala internacional, dijo McIlrath, originaria del estado de Cauca, en el suroeste de Colombia. Mientras tanto, los pobres se enfrentan a una nueva ronda de opresión, preciso McIlrath.

“Me duelen inmensamente las violaciones de los derechos humanos perpetradas por ESMAD y la policía”, dijo McIlrath. “Muchos de nosotros tuvimos que huir por miedo debido a las constantes amenazas. Tenemos que acabar con esto desde la raíz”.

Más del 42 por ciento de los colombianos vive por debajo del umbral de pobreza, frente al 36 por ciento de hace apenas dos años, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia.

Juan José Posada, de 44 años, un periodista colombiano que vive en Tampa desde 2016, dijo que su país está siendo víctima de la corrupción generalizada y la mala gestión de los fondos públicos. Posada dijo que resulta necesario que Colombia tome distancia y rechace de plano las inclinaciones socialistas inspiradas por los ex líderes, ya fallecidos, Fidel Castro, de Cuba y Hugo Chávez, de Venezuela.

“Los jóvenes son los que seguramente marcarán el destino de Colombia”, dijo Posada, quien fue asesor de prensa del expresidente colombiano Álvaro Uribe.

Juan José Posada dijo que las demandas en Colombia incluyen amplios cambios sociales y reforma policial. La policía de Colombia ha estado usando fuerza excesiva con los manifestantes durante las últimas cuatro semanas. [ Cortesía Juan José Posada ]

“Ellos son los que van a decidir si seguir fortaleciendo el discurso ‘castrista-chavismo’, o unir a todos los partidos para avanzar por la senda de la democracia”.

Un manifestante lanza una lata de gas lacrimógeno contra agentes de la policía antidisturbios durante una protesta contra el gobierno el 10 de mayo en Cali, Colombia.

Juan José Posada dijo que las demandas en Colombia incluyen amplios cambios sociales y reforma policial. La policía de Colombia ha estado usando fuerza excesiva con los manifestantes durante las últimas tres semanas.

Laura Bohorquez, madre de dos hijos que vive en Town N ‘Country, ha tratado de llamar la atención en el área de Tampa sobre lo que considera una brutalidad policial contra los manifestantes en su Colombia natal.

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